martes, 23 de julio de 2013

Coser, coser, coser. Tia Emilia. Old pictures of seamstresses

Ha terminado el curso escolar, llegaron las vacaciones de mi hija, y pronto llegarán las mias.
Y haciendo un poco de repaso a lo cosido en los últimos meses, creo que he cosido bastante, en las pocas horas libres que me deja mi trabajo, pues no se ver la tele sin algo en las manos.
Pero no todo es para el blog, de recreación, también he hecho cosas actuales.
Me ha gustado siempre coser, desde niña me recuerdo con  hilos, agujas, haciendo vestidos a las muñecas. 
Pero fué mi "tía Emilia", la que me inició, animó, alentó, ayudó y regó esa semillita que supongo siempre existió en mi. 
Sirva esto de homenaje a mi tía, que me preguntó en vida que me gustaría heredar de ella, y yo le dije que su máquina de coser, como símbolo de las muchas horas que habíamos compartido entre agujas de todo tipo, de ganchillo, de punto, y de costura.
Era autodidacta. Fué la necesidad, las apreturas de la posguerra, y las horas muertas de alguien inquieto, las que hicieron de ella una experta en todos los campos de la costura.
 Aprendió a manejarse con los patrones del Burda, aunque eso era lo que menos le gustaba, y si podía lo dejaba en mis manos. 
El boca a boca con las vecinas, las horas de patio en las casas, salir a tomar el fresco en el verano, pasar las tardes sentadas en sillitas bajas a la puerta de alguna casa cercana, con algo en las manos de labor, es algo que viví con ella desde pequeña.
A ella, que me tejió jerseys, cosió faldas, vestidos, a la que quise , y me quiso tanto, va dedicada esta entrada.


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